fbpx
PodiumTenis

La fuerza es el andar del tenista José Pablo Gil

La independencia, entendemos esta palabra inmediatamente y se convierte en el espejo de nuestra propia vida, esa autonomía para tomar decisiones, aspirar a un futuro prometedor, vivir por sí mismos y potenciarnos al éxito.

Es una forma de vivir que conoce muy bien el tenista nacional José Pablo Gil, a sus 25 años hace tantas cosas sin utilizar sus piernas, de tal forma que no sorprende a nadie que lo conoce, ya que irradia una fuerza de voluntad que lo hace enfrentarse a cualquier obstáculo que le pase por delante.

 Y así fue la madrugada del 21 de agosto de 2016, sobre la autopista General Cañas, Jopa viajaba con dos amigos más, él ocupaba el asiento trasero detrás del conductor y a cinco minutos de llegar a su casa en Heredia, un carro se les atravesó en el camino, su amigo trató de evitar la colisión y chocó contra una cuneta.  

Jopa salió expulsado del carro y cayó unos cuantos metros sobre el asfalto, esa trágica caída desencadenó una serie de lesiones que él relata ahora como batallas ya vencidas, la más evidente es la pérdida de la movilidad en sus piernas.

¿Quién lo iba imaginar? estaba a dos días de irse a los Estados Unidos por una beca deportiva que había ganado; esa madrugada, regresaba de la despedida que habían planeado sus amigos y en un instante, pasó a unas cuantas horas de vida, según el diagnóstico de los médicos que lo atendieron en el Hospital México.

“A mis papás les dijeron que aprovecharán los últimos momentos de vida que me quedaban, porque no tenía muchas posibilidades de sobrevivir, sin embargo, estaba luchando por mi vida”.

Mientras él era incapaz de moverse o responder a su entorno, por el estado en coma en el que estuvo por dos semanas, la preocupación de los médicos era si despertaba, ¿cómo lo haría? Tenía un coágulo en el cerebro y eso podía causarle más daño, sin embargo, en ese estado de inconciencia, él se aferraba a la vida.

“Cuando me desperté lo hice alegre, estaba consciente de mi situación, ya sabía que era bastante grave, yo estaba lúcido y aunque no entendía todo, no estuve triste por perder la beca porque no podía ponerme así por algo que no había sucedido”.

Una vez más, Jopa demuestra ese vigor que lo caracteriza y enfrenta la etapa más difícil en todo el proceso de recuperación: aprender valerse por sí mismo otra vez.

“Lo difícil fue no poder hacer nada, solo podía estar acostado, estuve muy cerca de no poder mover los brazos; después de ser tan independiente desde los 13 años que viví solo en los EE. UU, mientras estudiaba, ya no podía hacer cualquier cosa que ocupara hacer con mis manos y eso si me fue afectando”.

En el Centro de Rehabilitación (CENARE) fue donde inició el proceso de aprender hacer todo de nuevo, enfrentó la lucha interna entre verse positivo ante la vida y vencer los pensamientos negativos; llorar fue parte del proceso.

Con el apoyo de su familia y amigos emprendió un camino que jamás lo llevaría de nuevo a sentirse limitado, las idas y venidas en las terapias de rehabilitación y su esfuerzo extra le devolvieron su independencia y no solo eso, regresar al deporte.

Inició con baloncesto, deporte al que le agradece volver a sentirse vivo, pero su reencuentro con el tenis es lo que lo hace sobre salir como un gran deportista que lleva muy en alto la bandera de Costa Rica.

“A los 9 meses volví, fue muy difícil para mí y me costó asimilarlo, además, no tenía una silla adecuada y no pude seguir.  Después de dos meses regresé con una silla más adaptada para jugar, ya que era lo que realmente me gustaba, eso me motivó y seguí jugando”.

Desde entonces ha participado en torneos nacionales e internacionales, donde ha logrado grandes resultados como ubicarse entre los 50 mejores del mundo y hasta fundó su propio proyecto de tenis sobre ruedas con el cual busca ayudarle a otras personas con discapacidad física a conseguir independencia y confianza a través del tenis, el grupo está conformado por 15 atletas con un rango de edad que va desde los 7 hasta los 50 años.

Espera que el proyecto pueda llegar a todo el país y hasta todo Centroamérica, también tiene la meta personal de estar entre los 8 mejores del mundo y por qué no, ser el mejor, para eso entrena duro y se mantiene más fuerte que nunca.

La independencia se vuelve toda una metáfora que trasciende todo concepto al conocer la historia de vida de José Pablo, quién ya hace todo por sí solo, maneja su carro, sale con sus amigos, sube y baja gradas con su silla, va a la playa, hace surf y si se cae, se levanta.

“La limitante la tiene la ciudad en cuestiones de accesibilidad, yo hago todo solo y trato de llevar una vida normal como toda persona que hace una cosa o varias, no se trata de un proyecto que realizo por estar en “silla de ruedas” como excusa, es mi vida y la disfruto”.

Artículos relacionados

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Back to top button